13 Jul Creatividad y bloqueos
Actitudes curiosas para bloquear la creatividad
¡aplicable a cualquier profesional!
El exceso de certeza… la costumbre… el miedo a lo desconocido.
En primer lugar,
Como profesionales la actitud profesional que tomamos, solemos ceñirnos al enfoque y la orientación teórica que hemos recibido. Nuestros predecesores y grandes modelos nos han enseñado cómo ser formal y “ajustarnos a la realidad”.
Como personas, mantenemos la ilusión de estabilidad y control. Ello nos hace ser poco flexibles y los filtros que utilizamos para dar coherencia a nuestra exisitencia (modelos, experiencias, roles, imposiciones, normas vitales…) a veces nos fallan, porque la estabilidad y el no-cambio es una ilusión.
En segundo lugar,
Los mitos y falsas creencias sobre la dicotomía entre “arte-creatividad” y “vida cotidiana”. No importa cómo nos ganemos la vida, solemos pensar que para ser un buen profesional, o una persona seria y formal, coherente con nosotros mismos y con los demás debemos ser disciplinados, y sí, es verdad, ¡pero eso no quiere decir que los artistas seamos sentimentales y chapuceros!
Si este no es tu caso, y no te ves obstaculizado por la dicotomía “ciencia contra arte” puede que te intimide la “creatividad”, puedes verla como un talento escaso que pertenece a los pocos bendecidos con este don, nada más lejos de la realidad: el pensamiento creativo constituye la norma y se pone de manifiesto en todas las actividades mentales. Un ejemplo de las posibilidades creadoras de tu cerebro es la facilidad con que continuamente pronuncias nuevas frases!
Bloqueos y resistencias internas
1. Miedo a fracasar: o lo que es lo mismo miedo a ganar. Adoptar una posición segura, sin riesgos aparentes. Sacrificamos la posibilidad de ganar y disfrutar con lo conseguido por evitar el posible dolor y vergüenza del fracaso.
2. Renuencia a jugar: Estilo de resolución de problemas literal, excesivamente serio; no ‘tomar por el lado del juego’ el material. Temor de parecer tonto o disparatado.
3. Miopía ante los recursos: poco reconocimiento de la energía propia; falta de apreciación por los recursos que ofrece el medio (personas y cosas)
4. Exceso de certeza: Rigidez de respuestas en la resolución de problemas; reacciones estereotipadas; persistencia en un comportamiento que ha dejado de funcionar; no verificación de los propios supuestos.
Por lo general, el psicólogo que se excede en la certeza, confía exclusivamente en una sola escuela de terapia. Se aferra a técnicas específicas, por ejemplo, el hablar a una silla vacía o el recurrir a una clase particular de “trabajo corporal”. Tiende a no leer sobre el trabajo de otros y a no incorporarlo a su propio estilo. Con frecuencia se interesa más por su forma particular de trabajar que por las necesidades de creación de sus clientes.
5. Evitación de frustraciones: Renunciar demasiado pronto cuando surgen imprevistos y obstáculos; evitar el dolor o la incomodidad que a menudo se asocia con cambios o soluciones de problemas distintos de los conocidos.
Todo profesional tenemos nuestros “puntos ciegos”, áreas de dificultad que le son propias. “Niega” o evita la frustración. Inconscientemente dirige los asuntos o temas hacia zonas en las que tiene experiencia, donde siente que puede hacer algo constructivo.
6. Sujeción a la costumbre: Excesivo énfasis en las formas tradicionales de hacer las cosas; demasiado reverencia por el pasado; tendencia a la conformidad cuando ésta no es necesaria o útil”.
7. Vida empobrecida de la fantasía: Falta de “imaginación” en el sentido del ‘Supongamos “ eehhh!!!…un momento….” o del “ qué sucedería si…”
8. Miedo a lo desconocido: Evitar situaciones que carecen de claridad o presentan una probabilidad de éxito desconocida; atribuir demasiada importancia a lo que se desconoce en relación con lo conocido; necesidad de conocer el futuro antes de seguir adelante.
9. Necesidad de equilibrio: Incapacidad para tolerar el desorden, la confusión o la ambigüedad; disgusto por lo complejo; excesiva necesidad de equilibrio, orden, simetría.
10. Renuncia a ejercer influencia: Miedo a parecer demasiado agresivo o prepotente al influir sobre otros; vacilación en la defensa de las convicciones propias; poca eficiencia para hacerse escuchar”.
11. Renuncia a permitir que el proceso siga por sí solo: preocuparse demasiado en resolver el problema, no dejar tiempo para que la idea incube o que las cosas sucedan naturalmente falta de confianza en las capacidades.
A menudo debe bastarnos el haber plantado una semilla y dejar que la naturaleza siga su curso y confiar en el proceso
12. Vida emocional empobrecida: Incapacidad de apreciar el poder de la emoción y falta de conciencia de la importancia que tienen los sentimientos.
13. Falta de integración entre Yin y Yang: No utilizar suficientemente las maneras de llegar por contraste a la esencia de las cosas; polarizarlas entre los opuestos en vez de saber cómo integrar lo mejor de ambas partes; carecer de una percepción unificada de la totalidad del universo.
14. Embotamiento de la sensibilidad: “No emplear adecuadamente los sentidos básicos como manera de conocer; tomar contacto sólo en forma parcial con el propio ser y con el medio; atrofia de la capacidad de explorar; sensibilidad pobre”.
Y a ti, ¿Cuál de ellas te resulta más familiar?
¿Quieres saber cómo nos afecta a los psicólogos todas estas cosas? aquí el post adaptado para los psicólogos y psicólogas.
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